Page 28 - Antenita y la flor de iris negra
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— ¡Claro que sí! Definitivamente puedo hacer eso —respondió Antenita y
se fue volando—.
Antenita visitó unas cuantas otras flores de iris negras y trajo algo de polen
en su espalda.
— Espero que esto sea suficiente —pensó—.
Antenita volvió donde la majestuosa flor. — ¡Tengo polen para ti! —dijo
emocionada—, y sacudió su cuerpo entero en los tres túneles de la flor, por
si acaso.
— Espero que esté bien —dijo Antenita—, ¿puedo dormir aquí ahora?
— Gracias por el polen —dijo la flor—. Ahora puedes dormir dentro del
refugio. Dulces sueños, pequeñita.